La Evidencia Arqueológica: La primera prueba que tenemos que testifica por la fiabilidad de la Biblia es la prueba arqueológica. Nelson Glueck, un respetado arqueólogo Judío, declara: “Se puede afirmar categóricamente que ningún descubrimiento arqueológico nunca ha contradicho una referencia bíblica”. Los liberales hicieron reclamos descabellados en contra de la Biblia cien años atrás pero ahora están callados. Esto no es cierto de otras religiones. El alegato Mormón para la inspiración del Libro de Mormón ha sido categóricamente condenado por el Instituto Smithsoniano por las falacias demostradas por la arqueología; esto no es así con la Biblia. A.N. Sherwin White, un respetado historiador clásico en Oxford dice acerca del libro de Hechos, así: “Para Los Hechos la confirmación de su historicidad es abrumadora…cualquier intento para rechazar su historicidad básica aun en las materias de detalle deben ahora parecer absurdos”.
En relación a la historicidad de Jesús, Aunque muchos ateos manifiestan que Jesús nunca vivió, él es mencionado por muchos historiadores contemporáneos no Cristianos. Consideremos la evidencia.
Flavio Josefo, un historiador Judío del primer siglo escribió de Jesús y los Cristianos:
“Así es que él [Anano, hijo de Anano, el sumo sacerdote] reunió de jueces el sanedrín, y trajo ante él al hermano de Jesús, que era llamado Cristo, cuyo nombre fue Santiago, y algunos otros (o algunos de sus compañeros) y cuando él había formado una acusación contra ellos, los entregó para ser lapidados”.
Otros escritos Rabínicos Judíos, incluyendo a Rabbi Eliezer y escritores del Talmud, hablan de Jesús y sus milagros. Sorprendentemente para muchos ateos, ellos nunca negaron que los milagros ocurrieron, pero trataron de explicarlos como resultado del mal. Más información acerca de Jesús en la Talmud puede ser hallada en Jesucristo En El Talmud.
Cornelio Tácito escribió sobre Jesús y los Cristianos del primer siglo en sus Anales (una historia del imperio Romano):
“Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato”.
Talo, un historiador samaritano, escribió en el 52 D.C tratando de dar una explicación natural para el terremoto y la oscuridad que ocurrió en la crucifixión de Jesús. Mara Bar- Serafón escribió una carta a su hijo en el 73 DC que cuenta de las muertes de Sócrates, Pitágoras, y de Jesús, “¿Qué ventaja ganaron los Judíos por ajusticiar a su sabio rey?…tampoco el rey sabio murió para siempre; él siguió viviendo en la enseñanza que había dado”. Jesús es también mencionado por Flegón, un historiador del primer siglo, Luciano de Samosata (en Los Peregrinos de Paso), y Plinio Segundo, (Plinio el Joven).
Los eruditos han hecho declaraciones tales como, “ningún erudito serio se ha aventurado a postular la no historicidad de Jesús”. La última versión de la Encyclopedia Britannica dice en su discusión de los múltiples testigos extrabíblicos:
“Estos registros independientes prueban que en épocas remotas “aun los adversarios del Cristianismo nunca dudaron de la historicidad de Jesús, la cual fue disputada por primera vez y sobre bases inadecuadas por varios autores a finales del siglo 18, durante el 19 y al principio del 20.
Inclusive el ateo H.G. Wells habló de Jesús, “… uno está obligado a decir, “Aquí había un hombre. Esta parte de la historia no pudo haber sido inventada”.
Reciente evidencia científica se está añadiendo a la evidencia que apoya la fiabilidad de la cronología bíblica de las Escrituras. Este estudio demostró la fiabilidad del registro Bíblico en relación con las plagas Egipcias y la desaparición de Jericó.
La Biblia fue escrita por más de 40 autores que provinieron simplemente de cada posición social concebible, pescadores, reyes, un mayordomo, sacerdotes, y un recaudador de impuestos. Los 66 libros de la Biblia fueron escritos en un intervalo de 1,500 años en tres idiomas en tres continentes con un tema y sin contradicciones. C.J. Sharp captura bien este milagro:
“Si un fragmento de piedra fuera encontrado en Italia, otro en Asia Menor, otro en Grecia, otro en Egipto, y así sin parar hasta que sesenta y seis fragmentos hubiesen sido encontrados; y si éstos, cuando fueran colocados juntos encajaran perfectamente, haciendo una estatua perfecta de Venus de Milo, sin haber un artista o un científico presente, se tendría que llegar inmediatamente a la conclusión de que hubo originalmente un escultor que concibió y esculpió la estatua. Las mismas líneas y perfecciones probablemente determinarían cuál de los grandes artistas antiguos esculpió la estatua. No sólo la unidad de las Escrituras, sino sus líneas de perfección, sugieren a Uno muy por encima de cualquier humano como el autor verdadero. Ese no podría ser ninguno excepto Dios”.
La Evidencia Profética: No obstante otra razón por la que los Cristianos creen que Dios es el autor final de la Biblia son las profecías encontradas en ella. Este aspecto es único para las religiones del mundo porque si uno predice que algo ocurrirá y no sucede, se demuestra que es falso. La Biblia está llena literalmente de profecías detalladas que se han cumplido con una exactitud del 100 %. Aquí hay una lista de 85 profecías Mesiánicas (haga clic aquí para una lista más completa) junto con su cumplimiento a través de la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús:
Referencia: www.godandscience.org/apologetics/bibletru-es.html